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Una Experiencia...

"Hay que sentir la ola. Cuando la sientes, te paras en la tabla, y la agarras.” Éste es el consejo de mi instructor de surf en playa Zunzal en la costa pacífica de El Salvador. Moreno y con pelo medio-largo en rizos con veintitantos años, a este muchacho lo conocen como El Negro. Él se crió en este pueblito de playa, La Libertad, observando a los surfistas, estudiando sus movimientos y enseñándose a él mismo el arte de hacer surfing con un gran esfuerzo y mucha práctica desde la edad de siete. Aunque practicar surf es algo muy natural para él, su voz irradia entusiasmo cuando describe el proceso de agarrar una ola. La frase “agarra una ola” nunca tendrá significado para la gente que no haya practicado el deporte de surf. Es una sensación que regocija. La fuerza del océano es impresionante, y la sensación del deslizarse sobre él es indescriptible. Nunca desearás parar.
Desafortunadamente, si permites que la ola te lleve hasta la orilla, serás obligado a usar los brazos como remos para llegar de nuevo al punto donde las olas rompen, que no es ninguna tarea fácil. ¿Te has preguntado alguna vez porqué las personas que practican surf tienen tales cuerpos definidos? Pasan mucho tiempo remando. Varias playas cerca de Puerto La Libertad tienen las olas de primera clase durante todo el año. La costa de El Salvador se extiende casi horizontalmente de este a oeste, y hacia el sur de la costa, no hay nada más que mar hasta llegar a la Antártica. Las tormentas en el Pacífico del Sur crean marejadas ocasionales de tamaños monstruosos que fácilmente pueden sobrepasar de los 6 metros.
La gente que practica surf aquí es una mezcla internacional de salvadoreños unidos por californianos y otros norteamericanos, alguna gente de Australia y Nueva Zelanda, y algunos europeos también. Muchos de los extranjeros que visitan el área de La Libertad lo hacen repetidamente. Vienen tan solo para gozar del surf en las olas increíbles.

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